ENTREVISTA
JOSE MARIA MUÑOZ VIVES
COORDINADOR MESA REDONDA SECOT: FRACTURAS DEL MESETA TIBIAL |
¿Cual es la incidencia de este tipo de fracturas?
Las fracturas de la meseta tibial constituyen aproximadamente el 1,5% de todas las fracturas y el 2,5% de las fracturas que ingresan. En España ingresan en el hospital aproximadamente unas 3200 fracturas del extremo proximal de la tibia y el peroné al año. Presentan una distribución bimodal, uno de los picos corresponde a hombres jóvenes que han sufrido un accidente de alta energía y el otro a mujeres por encima de 50 años con fragilidad ósea. Como ha mejorado el tratamiento de estas fracturas en los últimos años ¿hay implantes nuevos para resolverlas? A principios de este siglo se introdujeron dos conceptos que han modificado el tratamiento de muchas de las fracturas: Control de daños Algunas fracturas es mejor tratarlas en dos tiempos. En un primer tiempo se realiza una fijación provisional estable de la fractura que ayuda a disminuir la inflamación secundaria al traumatismo. Esta primera intervención ha de realizarse lo más pronto posible y de la forma más rápida y menos invasiva posible, precisamente para limitar la agresión quirúrgica y no agravar el estado inflamatorio. En muchas ocasiones consiste simplemente en un fijador que puentea la rodilla. Una vez haya disminuido la inflamación se puede proceder en un segundo tiempo a una intervención con mayor ‘carga’ inflamatoria, está segunda intervención tiene como objetivo reducir perfectamente la superficie articular y proporcionar una fijación estable que permita el movimiento de la rodilla. Estabilidad angular El advenimiento de los denominados ‘fijadores internos’ también ha cambiado la forma de tratamiento de muchas de las fracturas que afectan a la articulación o se encuentran en su proximidad. Las nuevas placas de osteosíntesis proporcionan mayor estabilidad a la reducción conseguida por el cirujano porque a diferencia de las antiguas, la estabilidad del montaje se basa en el hecho de que tornillo y placa forman un todo. Los tornillos ya no hacen ‘presa’ en el hueso y por tanto se pueden realizar montajes estables en huesos muy frágiles. Estos dos conceptos han modificado las pautas de tratamiento de muchas de las fracturas de meseta tibial por alta energía. Las de baja energía, por hundimiento y que solo afectan a uno de los dos platillos se pueden seguir tratando en un solo tiempo y mediante un abordaje suficiente como para reducir la superficie articular. ¿Están los hospitales españoles preparados para resolverlas? ¿hay un protocolo? ¿son necesarias muchas reintervenciones? No se trata de una cuestión de país o de nivel del hospital. El mismo problema está presente en otros países. En mi opinión, dado que la incidencia de este tipo de fracturas es baja, algunos hospitales no recogen suficientes casos al año como para tener experiencia, especialmente en fracturas de alta energía en las que el índice de complicaciones puede llegar al 40%. Quizás fuera bueno centralizar el tratamiento de fracturas de alta energía en algunos centros especializados. Hay un consenso generalizado en que hay que dar prioridad a las partes blandas, diferir la fijación definitiva, en que es mejor evitar los abordajes centrales amplios… pero no existe una uniformidad en el tratamiento de estas fracturas en los distintos hospitales del territorio español. Al contrario de lo que se pudiera pensar, la mayoría de reintervenciones de estas fracturas se producen en los primeros dos años, normalmente asociadas a complicaciones de partes blandas o infecciones en las fracturas de alta energía. Curiosamente muchos de los pacientes con fracturas que a priori pudiera pensarse que precisarán de una artroplastia a medio plazo no se someten a ella hasta mucho tiempo después del accidente, si es que llegan a someterse. |
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