ENTREVISTA
LUIS RAMOS PASCUA
COORDINADOR GRUPO DE ESTUDIO TUMORES SECOT, GRETAL. |
¿Qué presenta su grupo en el próximo congreso de la SECOT? Partiendo de que contamos con un curso de formación y con la sesión GRETAL, en cada espacio presentamos contenidos diferentes, teóricamente adaptados al conocimiento e interés de los asistentes que esperamos. El curso de formación, titulado “Metástasis óseas: lo que el traumatólogo general debe saber”, está enfocado a los jóvenes en formación y a los no tan jóvenes que quieren actualizarse en una patología que no sólo no es ajena a nadie, sino que exige a todos tenerla siempre presente y en perfecto “estado de revista”. Después de repasar sus aspectos epidemiológicos, etiopatogénicos, fisiopatológicos y diagnósticos, se abordarán los terapéuticos, con especial atención a los métodos de enclavado y artroplastia y al manejo específico de las metástasis vertebrales y pelvianas. Bajo el epígrafe “De la teoría a la práctica: ¿Qué harías en estos casos?” finalizaremos el curso con una sucesión de casos que se discutirán de forma interactiva. La sesión GRETAL, después de unos breves minutos dedicados a trámites administrativos, la hemos titulado “Controversias en cirugía tumoral”, estructurándola en tres bloques que se abordarán con la metodología del “fuego-cruzado” entre profesionales que defenderán las posturas en las “que más creen” con respecto a los temas elegidos. En el primer bloque se enfrentará la postura quirúrgica frente a la no quirúrgica en el tratamiento local del sarcoma de Ewing de la pelvis; en el segundo, que concita menos controversia, el curetaje frente a la resección en bloque en los condrosarcomas centrales de bajo grado; y en el tercero, la necesidad o no de reconstruir huesos o segmentos óseos funcionalmente “prescindibles”. En todos los bloques las mesas se cerrarán con la discusión de uno o dos casos clínicos donde ratificar los postulados teóricos. ¿Cómo debería ser la formación de los cirujanos ortopédicos en patología tumoral? En mi opinión, la formación de los cirujanos ortopédicos en patología tumoral debiera ser general, generalizada y continua. General en el sentido de que deben enseñarse las normas básicas de diagnóstico y tratamiento de la patología, por su trascendencia clínica, económica y médico-legal. Lo que hay que hacer y lo que no, así como dónde y cómo, cuando se sospecha y/o diagnostica un tumor músculo-esquelético. Generalizada en el sentido de que debe dirigirse a los médicos internos residentes y al resto de profesionales, noveles y veteranos, pues todos están “expuestos” a recibir un paciente con un tumor y obligatoriamente deben saber cómo comportarse ante él. Y continua, en sentido amplio, para recordar y mantener actualizados los conocimientos anteriores y para asegurar su transmisión a las nuevas generaciones de traumatólogos. La responsabilidad de la formación, por otra parte, debiera recaer en los profesionales dedicados específicamente a tan compleja patología, del mismo modo que, en mi opinión, una organización científica superior, como sería la SECOT, debiera ordenarla, al igual que una práctica asistencial lógica en centros de referencia donde trabajen equipos multidisciplinarios con experiencia. ¿Merecen la pena los complejos y caros procedimientos de conservación de los miembros frente a las amputaciones en la patología tumoral músculo-esquelética? Sí, sin que ello signifique que las amputaciones sean métodos obsoletos o a evitar. Aunque las amputaciones sigan estando indicadas como procedimientos primarios y sus resultados funcionales con las ortesis modernas sean muy satisfactorios, las técnicas de salvamento de los miembros practicadas por equipos especializados han demostrado justificación médica, económica, cosmética y, lógicamente, emocional. De cualquier forma, en todos los casos, en la decisión de elegir uno u otro método de reconstrucción, que no en la resección, debe participar el paciente informado (o la familia cuando las circunstancias lo requieran) y saber que la cirugía de conservación de los miembros es muy exigente para todos y no excluye la posibilidad de una amputación secundaria. ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de las prótesis de reconstrucción tumoral y cuánto duran? Las ventajas, en términos generales, son que proporcionan una buena función con relativa rapidez, con supervivencias largas en ausencia de complicaciones y si las demandas funcionales del paciente no son excesivas. En centros con experiencia esa supervivencia suele oscilar entre el 50 y el 75% de los casos a los 10 años, superando ligeramente el 50% a los 20 años en las pocas series con esos seguimientos tan largos. Los inconvenientes de las prótesis tumorales son un mayor número de complicaciones debido a que se trata de intervenciones quirúrgicas más agresivas que las propias de prótesis convencionales, a que se implantan en pacientes jóvenes más activos y a que suelen coincidir con tratamientos complementarios que facilitan aquéllas. Por otra parte, las complicaciones son más difíciles de tratar y tienen un riesgo de amputación secundario del 15% al cabo de 10 años. En todos los casos la posibilidad de algún tipo de reintervención es mayor del 50% a los 10 años y del 75% a los 15. ¿Se puede mejorar la calidad de vida de los pacientes con metástasis óseas con la cirugía? Mucho, sobre todo cuando tratamos una metástasis dolorosa rebelde a otros tratamientos; nos adelantamos a una fractura patológica y la evitamos; o cuando prevenimos un déficit neurológico, por ejemplo, en una metástasis vertebral. En esos escenarios, con la cirugía no sólo facilitamos los cuidados del paciente, sino que, sin acortar su esperanza de vida, le proporcionamos una calidad de vida significativamente mejor. De tal forma, enlazando con las preguntas anteriores, la idea fundamental que debe quedar es que la enfermedad metastásica ósea debe ser conocida por todos y la cirugía entenderse como una gran oportunidad en beneficio del paciente. |
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